Programs and Repertoire
Música Barroca
Latinoamericana
THE INDIAN COLONIAL BAROQUE
MUSIC
SINOPSIS DEL
ESPECTÁCULO:
El programa recorre la vida del
principal compositor de las misiones, D. Zipoli así como piezas atribuidas a él
o a su legado. Creímos importante abordar este repertorio por ser innovador y
plenamente hermosa, lleno de inocencia y candidez propia de la realidad misional
que lo gesto.
La ciudad de Sevilla cumplió además un
papel de primordial importancia en la gesta de esta la música misional, ya que
aquí recibió Zipoli su formación sacerdotal primera, la
cual lo catapulto a la América indígena del
siglo XVIII.
A diferencia de la música barroca en
la litúrgica europea, en las Américas los conjuntos misionales incorporaban
instrumentos “no convencionales”, como la caja chiquitana o las pezuñas, los indígenas se iniciaban a en la práctica
musical, cantaban en sus lenguas vernáculas (Chiquitano / Aimara /quechua
antigua /Guaraní) y participaban activamente en la composición e interpretación
de esta música, todo estos le dio a la música misional un color original,
autóctono y puro, razones que la convierten en un fenómeno particularmente
hermoso y significativo.
Creemos fundamental por lo tanto
recuperar, difundir y dar a conocer el legado musical de aquel lejano
mundo, rompiendo las barreras del
tiempo, rescatando así el lazo que alguna vez unió Sevilla con la inhóspita,
misteriosa y cautivante selva amazónica
boliviana.
El espectáculo tiene una duración de
65 minutos aprox. En el se escucharan piezas para coro y orquesta, piezas
instrumentales y de carácter vocal.
PROGRAMA: La Música en las Misiones Jesuíticas de
Bolivia
Barroco
Latinoamericano
1.
Te Deum - m o t e t e (Domenico Zipoli)
2.
Gaudens Gaudebo – i n t r oi t u s (Anónimo)
3.
Spiritus Ori Nostri m o t e t e (D. Zipoli)
4.
Nisi Dominus - m o t e t e | S a l m o 1 2 7 (Anónimo)
5.
Crucifixus (Misa San Ignacio - Domenico Zípoli)
6.
Ychepe Flauta, concerto
(Anónimo)
7.
Domine Deus ( Misa Apóstoles - Domenico Zípoli)
8.
Misa Palatina (Anónimo, Atrib. D. Zipoli)
9.
Salve Regina - m o t e t e (Anónimo, Atrib. D.
Zipoli
Notas al programa
La Música en las Misiones Jesuíticas
de Bolivia,
Archivo de la
Chiquitania.
Nadie podía
imaginar hace treinta años que en los rincones de las llanuras orientales y
norteñas de Bolivia se escondía un tesoro musical de incalculable valor: más de
siete mil folios de partituras de la música que sonó en las reducciones
jesuíticas durante dos siglos. El archivo musical de Chiquitos es uno de los
principales testimonios del pasado jesuita en los territorios misionales
bolivianos y se conserva actualmente en la iglesia del pueblo de Concepción, en
la extensa región selvática del este de Bolivia llamada La Chiquitania. La
música compuesta en los pueblos misionales durante los siglos XVII y XVIII
presenta grandes diferencias con respecto a aquella concebida en el imponente
marco de las catedrales de las ciudades españolas como Lima o La Plata -ahora
Sucre- o la misma Europa.
Los archivos catedralicios manifiestan el
florecimiento urbano de una cultura trasplantada directamente de Europa a Las
Indias. Por el contrario la música en las misiones fue concebida
fundamentalmente como medio de alabanza a Dios, fue el principal motor de la
compleja concepción de la enseñanza jesuítica, y un lugar de encuentro entre
ambas culturas. Hoy sabemos que las obras que se conservan en el Archivo Musical
de Chiquitos resonaban en todas las iglesias de la Chiquitania, llenando cada
momento de la ferviente vida religiosa de las misiones. La música misional
exhibe un lenguaje diáfano y cándido, sus líneas melódicas de sencilla riqueza,
su clara estructura formal, armónica y contrapuntistica, un halo de misterio,
como de evocación de la infancia, parecen transmitirnos aún hoy el sereno
mensaje de recogimiento, de plegaria profunda, aun hoy nos elevan como lo habrán
hecho en aquella época.
Un curioso dato es que el mayor compositor de la llamada
música misional, Doménico Zipoli, comenzó sus estudios sacerdotales en la ciudad
de Sevilla ciudad que lo catapulto a América donde fructifico su obra y dio vida
a la liturgia misional latinoamericana.
Creemos fundamental por lo tanto
recuperar, difundir y dar a conocer el legado musical de aquel lejano mundo que
rompe las barreras del tiempo, rescatando así el lazo que alguna vez unió
Sevilla con la inhóspita, misteriosa y cautivante selva amazónica
boliviana.
Domenico
Zipoli (de Italia a Sevilla, de Sevilla a Bolivia)
Desde 1707 estudió en Florencia probablemente con G.
Cassini, bajo el patronato de Cosme de Medicis, Gran Duque de Toscana. Durante
un breve período, estudió en Napoles con Alessandro Scarlatti para trasladarse
luego a Bolonia, donde trabajó a las órdenes del padre Felipe Lavinio Vannuccii.
En 1709 completó su formación musical con Bernardo Pasquini en Roma por poco
tiempo, hasta la muerte de este último. Luego permaneció en la ciudad, donde
ocupó varios cargos, el más importante de los cuales fue como organista de la
Chiesa del Gesú.. Durante los primeros meses de 1716, Zipoli
viajó a Sevilla, donde ingresó directamente en la Provincia jesuítica del
Paraguay el 1 de julio y comenzó su noviciado. Se trasladó a Sudamérica
durante el año siguiente, estableciéndose en Córdoba (Argentina). Allí completó
sus estudios en teología y filosofía, como preparación para ser ordenado
sacerdote. Debido a que la sede obispal de Córdoba se encontraba vacante, la
ceremonia nunca se realizó. Falleció en 1726 debido a una enfermedad infecciosa
de origen desconocido. Aunque se la ha identificado como tuberculosis, no existe
ninguna prueba al respecto.
Sus cenizas se encuentran guardadas en
una urna en la antigua iglesia jesuita de Santa Catalina, en las montañas de la
provincia de Córdoba, Argentina.
SHOW
SYNOPSIS:
The Project:
The program traces the life
of the main songwriter of the missions, D. Zipoli and pieces attributed to him
or his legacy. We thought it important to address this repertoire by being
innovative and fully beautiful, full of innocence and naivete own missionary
reality that gesture.
The city of Seville also
fulfilled a role of paramount importance in the epic music of this mission,
because here Zipoli received his religious training first, which catapulted him
to the eighteenth-century Native American.
Unlike the liturgical music in the European
Baroque in the Americas missionary sets incorporating instruments
"unconventional", as the box Chiquitana or hooves, the Indians were beginning to
practice in music, singing in their native languages (Chiquitano / Aymara /
Quechua old / Guaraní) and participated actively in the composition and
performance of this music, all these he gave the music an original color
missionary, native and pure, reasons that make it a particularly beautiful and
significant phenomenon.
We therefore essential to
retrieve, disseminate and publicize the musical legacy of that distant world,
breaking the barriers of time, thus rescuing the bond that once united the
inhospitable Seville, mysterious and captivating Bolivian
Amazon.
Music in the Colonial
Missions
Nobody could have imagined
thirty years ago in the corners of the eastern plains of Bolivia and northern
hid a musical treasure of incalculable value: more than seven thousand pages of
music scores that sounded in the Jesuit for two centuries. Chiquitos music file
is one of the chief witnesses of the last Jesuit missionary in Bolivia and
territories currently held in the church of the town of Concepcion, in the vast
jungle region of eastern Bolivia called the Chiquitos. The music composed in the
mission towns during the seventeenth and eighteenth centuries has large
differences from those conceived in the imposing cathedral of Spanish cities
such as Lima or La Plata, now Sucre, or Europe
itself.
Messe de Minuit / Marc Antoine Charpentier
B
A R R O C O F R A N C Ë
S

Prácticamente todos los números de la misa, a excepción
de algunos fragmentos de libre composición, están basados en melodías
procedentes de villancicos populares. franceses, procedimiento éste muy
utilizado en la música vocal inglesa pero que resulta original en la francesa,
donde su uso estaba normalmente ligado a la música instrumental, especialmente
de órgano. Charpentier realiza una perfecta fusión entre el carácter popular de
estas melodías y el lenguaje más solemne que requiere la misa en ciertas partes
del texto. El valor de esta pequeña joya musical radica en la exquisita mezcla
de estilos que contiene, pues si por un lado es reflejo del estilo francés
grandilocuente de la época, con sus ritmos muy marcados y alternancia de partes
orquestales, coros y solos, por otro encontramos en ella una expresividad
melódica y armónica impropia del estilo que Lully impusiera en la Francia de Luis XIV. Esta
riqueza expresiva es sin duda fruto del contacto que Charpentier tuvo con la
música italiana de la época en sus tres años de estancia en Roma, donde
probablemente tuvo como mentor a Carissimi. Sirva como ejemplo el delicioso
Agnus Dei de esta Misa de Navidad, composición que, junto a otras de este autor,
reivindica un puesto más importante en la historia para
Charpentier.
Respecto a al latín de la Messe de Minuit,; se comprobará que la fonética no se
corresponde con la pronunciación a la que los espectadores españoles están
habituados a escuchar. No se trata ni de la pronunciación eclesiástica o
vaticana, equivalente, a grandes rasgos, a la fonética del italiano, ni de la
pronunciación restituida, que se enseña en las Universidades europeas desde los
años 60, y que intenta reconstruir la pronunciación del latín durante el imperio
romano. Como se deduce de algunos de los juegos de palabras ideados por los
grandes escritores clásicos como Molière, durante el Barroco, en la capilla de
Versalles y en los grandes centros religiosos de Francia, el latín se
pronunciaba de acuerdo con las reglas fonéticas de la lengua francesa. El Coro
de Cámara de Sevilla, siguiendo las últimas tendencias musicológicas, ha optado
por respetar el denominado “latín a la francesa”, es decir, el latín tal y como
se pronunciaba en la época de la composición de la Messe de Minuit, pronunciación adoptada,
igualmente, por directores como Hervé Niquet, William Christie o Emmanuelle
Haïm, en las grabaciones históricas más recientes de los grandes motetes
franceses. Así, por citar algunos ejemplos, la palabra “laudamus”, pronunciada
tanto en latín eclesiástico como en latín restituido de igual forma que en
castellano [laudamus], en latín a la francesa, se convierte en [lodamys] (como
si se pronunciase en francés “lodamusse”); y la palabra “Jesum”, (en latín
eclesiástico [Iesum]) se convierte en [ʒezɔm